¿Cuándo necesita un psicólogo?
A veces te preguntas: "¿Lo que me pasa a mí le pasa a todo el mundo? ¿Necesito un psicólogo?"
A veces el tono es irónico, pero la pregunta sigue siendo: ¿cómo se entiende cuando se necesita el apoyo de un profesional?
Intentemos explicarlo con ejemplos.
Trastornos del estado de ánimo, entre la apatía y la euforia
A veces nos sentimos cansados, apáticos, fatigados, sin ganas de empezar el día pero, tras un primer momento de desánimo, nos recuperamos y afrontamos los compromisos de cada día.
Sin embargo, si este estado de ánimo se produce a diario e impide a la persona llevar a cabo actividades sociales y laborales normales, entonces se puede decir que las dificultades se están volviendo inmanejables.
Lo mismo puede decirse si, por el contrario, la persona tiene la sensación de ser invencible, no puede quedarse quieta, se aburre rápidamente, tiene dificultad para concentrarse.
Incluso la continuación desmotivada de un estado de euforia, la incapacidad de mantener los ritmos y hábitos de vida, la alternancia más o menos rápida de los estados de depresión y exaltación deben considerarse señales de alarma.
En general, cuando el estado de ánimo impide mantener una vida social, laboral y relacional normal, es aconsejable consultar a un psicólogo o psicoterapeuta.
Trastornos de ansiedad, miedo a lo desconocido
Hay gente que se asusta por nada y otros que se enfrentan a las dificultades con más tranquilidad.
Sin embargo, si la persona es incapaz de dormirse debido a las preocupaciones, se despierta repentinamente con la sensación de que una catástrofe está a punto de ocurrir, cae en el pánico debido al retraso de unos minutos de un amigo o familiar, su calidad de vida disminuirá considerablemente, con efectos negativos también en su salud: las personas muy ansiosas, de hecho, a menudo se sienten agotadas y sin fuerzas.
El trastorno de ansiedad, en la mayoría de los casos, no se desencadena por una situación específica sino que suele ser generalizado: por esta razón la persona no puede identificar las razones y es perseguida por el insomnio, las palpitaciones, los dolores de cabeza, la dificultad de concentración.
La ayuda de un profesional puede ser muy útil, por lo tanto, para llegar a la raíz del problema, abordarlo, identificar una estrategia que permita al paciente manejar los síntomas y comenzar a llevar una vida más serena.
Ataques de pánico
De repente, durante las actividades diarias normales, por ejemplo en el trabajo o en la escuela, la persona siente taquicardia, una sensación de opresión en el pecho, dificultad para respirar, desmayos.
La primera vez te asustas mucho y buscas ayuda en la sala de emergencias o del mendigo básico, pero si los hallazgos descartan una causa orgánica, entonces es muy probable que sea un ataque de pánico.
Un psicólogo-psicoterapeuta puede ser de gran ayuda para identificar las causas fundamentales de los ataques de pánico, llevando al paciente por un camino de autodescubrimiento que le permita recuperar el equilibrio.
Trastornos de la alimentación: cuando la comida se convierte en un enemigo
Una relación desequilibrada con la comida puede expresarse en un ayuno prolongado, en el rechazo a comer, en la preocupación obsesiva por el propio peso o, por el contrario, en la ingestión excesiva e incontrolada de alimentos acompañada de un sentimiento de vergüenza y bochorno.
La anorexia, la bulimia, la obesidad y el trastorno de atracones se encuentran entre los trastornos alimentarios más comunes que pueden ocurrir a cualquier edad, desde la infancia hasta la edad adulta.
El psicólogo o el psicoterapeuta puede ayudar a la persona a enfrentarse al profundo sufrimiento expresado por los trastornos alimentarios a través de un camino personalizado, basado en las características y los antecedentes de cada paciente.
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