La resistencia de las baldosas, ya sean de cerámica y gres porcelánico, piedra natural o tablas de madera, es un factor muy importante, precisamente por el entorno en el que se van a instalar. El cuarto de baño es el lugar donde se mezclan la humedad, la mojadura y las pisadas, convirtiéndose en los enemigos acérrimos de suelos y paredes. Por ello, para un mejor mantenimiento y una mayor facilidad de limpieza, es necesario optar por baldosas que también sean resistentes a los disolventes químicos de los productos de cuidado del hogar. Los tratamientos especiales de impermeabilización aplicados a la propia baldosa pueden garantizar una mayor duración del material. También hay que prestar la máxima atención a la posibilidad de que se produzcan arañazos o daños. Precisamente por estos riesgos, es necesario optar por baldosas de alto rendimiento y dureza estándar. Asegúrese de que la calidad de las baldosas es alta y compruebe todos los parámetros a través de los valores reconocidos de 1 a 5 en cuanto a la resistencia al desgaste y a la abrasión, a las manchas de 1 a 3, y a la carga de 20 a 50.
En el baño, ya sabes, el riesgo de resbalar en el suelo siempre está al acecho, sobre todo después de una ducha o un baño relajante. Para evitar este problema, o más bien para minimizar la posibilidad de que se produzca, es necesario vigilar los llamados coeficientes de deslizamiento, indicados por el valor R seguido de números en orden ascendente. Dado que los productos se clasifican según su uso en aplicaciones residenciales e interiores, es aconsejable optar por las baldosas con el valor R9. La porosidad del material también cuenta. No te dejes engañar por la estética, comprueba varias veces que el azulejo al que le has echado el ojo y que te gustaría instalar como suelo en tu baño es realmente acorde con el entorno.
Hay varios tamaños como varios son los azulejos, incluso dependiendo de los usos. Los tipos de azulejos que se pueden utilizar en el baño son numerosos, pero podemos agruparlos en tres macrocategorías: los destinados al revestimiento de las paredes, seguidos de los modelos para el suelo y, por último, los destinados a cubrir el espacio de la ducha. Por lo tanto, el tamaño cambiará en función de la ubicación. Opte por conjuntos coordinados, incluso de diferentes anchos, pero del mismo material, como la cerámica y el gres, y con los mismos acabados. Los conjuntos continuos darán una sensación de homogeneidad al cuarto de baño al tiempo que destierran la banalidad. Los azulejos de mosaico, por ejemplo, son bonitos para la cabina de ducha; vuelven a estar de moda por su estilo y pueden acompañarse de un suelo del mismo color y elaboración pero en grandes losas. Por otro lado, elija los de la pared con colores contrastados y de tamaño medio pero en la misma gama, para variar el colorido manteniendo la coherencia interna.
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